Son muchas las leyendas sobre el origen de este festejo proveniente de España. En Uruguay año a año atrae cada vez a más adeptos ávidos de celebrar esta noche, la más larga del año, a pesar del clima inhóspito propio de estas latitudes. Todas las leyendas sobre esta mística noche tienen algo en común, el fuego. Es por eso que en nuestro país se celebra encendiendo una gran fogata acompañada por una deliciosa queimada (vino caliente aromatizado con canela y frutas) para contrarrestar el frío. Las leyendas también dicen que esta noche tiene una energía muy especial y el fuego un efecto purificador, es por eso que tradicionalmente
quemamos en el fuego un papel con todo lo que queremos dejar ir en nuestras vidas y otro con todo aquello que queremos dejar entrar, confiando en que la energía del fuego lo hará realidad.
Este año, elegimos a Bodega Pizzorno Family Estates para este especial festejo, pero ellos también nos eligieron a nosotros. Era la primera vez que la bodega celebraba esta fiesta y lo hicieron de la mano con Wine Explorers Uy, dejando sus instalaciones a entera disposición únicamente para nuestro grupo.
Pizzorno es una bodega familiar, donde la tercera y la cuarta generación se encuentran trabajando juntas a través de Carlos Pizzorno y Francisco, su hijo. Es una bodega que tiene mucha alma, que no para de crecer y adora recibir visitas y mostrar con mucho cariño todo lo que hacen.
Cuando llegamos, a la tardecita del domingo 23, Carlos ya nos esperaba con la fogata prendida a pleno chisporroteo. Estaba feliz como un niño con juguete nuevo, había estado trabajando en ella toda la tarde junto con Francisco y el equipo de la bodega. Con nuestras copas de vino caliente en la mano, que además de delicioso emanaba un aroma a canela y naranja increíble, nos acercamos a la fogata, hasta donde el calor nos lo permitía, para quemar en la hoguera el papelito con todo lo que queríamos dejar ir. Entre charlas, bocaditos y más vino, llegó el turno de quemar con mucha fe los papelitos con todas esas cosas que queremos recibir en nuestras vidas.
Posteriormente recorrimos las instalaciones de la bodega de la mano de Francisco, quien no escatimó en detalles y se tomó todo el tiempo necesario para explicarnos acerca de cómo trabajan sus vinos, desde que la uva es cosechada hasta que llega a nuestras copas. Visitamos la bodega antigua, la que era de su abuelo Don Próspero y que le da nombre a muchas de sus líneas, y la bodega nueva, mostrando el crecimiento exponencial que vienen teniendo desde hace ya varios años.
Satisfechos con nuestra recorrida, pasamos al salón principal donde nos esperaba la cena cuidadosamente preparada por el chef de la bodega. Comenzamos con una rica sopa de calabaza que maridó muy bien con el Tannat Maceración Carbónica (única bodega en producir vinos con este método en Uruguay). El plato principal consistió en Gnochis rellenos de muzzarela con salsa de tomates de la huerta, una delicia, acompañado por su Tannat Reserva.
Finalmente el postre coronó la noche con una tibia tartaleta de cacao amargo con frutos rojos que era un poema para los sentidos, el cual degustamos a la perfección con su espumoso Brut Nature Reserva.
Durante toda la cena, el guitarrista Maikel Pereira amenizó con su guitarra flamenca, dándole un toque aún más mágico a la noche.
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